martes, 15 de enero de 2013

Las promesas no crean esperanza


Por Eugenio Sanó Bretón

Muchos políticos y líderes de organizaciones sociales, cuando consideran necesario el apoyo de la población, hacen promesas por montones. Aprovechan las necesidades y problemas de la gente y le presentan creativas e increíbles formas de solución.

El deseo de la gente de ver sus problemas resueltos y sus necesidades satisfechas lo hace creer en las falsas promesas, pero más que esperanzarse en estos falsos lideres, lo que hacen es ilusionarse.

La esperanza se crea sobre la base de la confianza y esta a su vez nace por la práctica cotidiana y la actitud responsable y solidaria que exhibe una persona o institución.  No podemos tener confianza en alguien que no conocemos. Mucho menos en alguien que se ha caracterizado por la mentira, irresponsabilidad y perversidad.

Me pregunto, cómo puede crear esperanza un político o líder social que gana posiciones sobre la base de falsas promesas, exhibiendo una práctica cargada de mentira, enriqueciéndose rápidamente fruto de la corrupción administrativa y utilizando sus influencias en el poder para garantizarse impunidad. Más que crear esperanza lo que hace es ilusionar, que en otras palabras no es más que distorsionar la percepción sensorial en los individuos y la población.

Lo lamentable del caso es que estos personajes, han demostrado suficiente coraje para chantajear y dejar ilusionados a los que necesitan de ellos. Al final logran sus propósitos y los demás terminan como verdaderos ilusos, entendiendo el término, de acuerdo al diccionario, como una persona que se deja engañar con facilidad porque cree que todo el mundo actúa con buena voluntad.

Está claro, el que ilusiona no tiene buena fe. Por ello la utilización de las promesas que sabe que no va a cumplir. En otras palabras lo que hace es engañar a los que desconocen su capacidad y su nivel de perversidad.

La esperanza, diferente a la ilusión, está bien cimentada y solo la crean aquellos que desde siempre han estado haciendo demostraciones de su capacidad, sinceridad y vocación de servicio. También los que han crecido y desarrollado fruto de su propio esfuerzo. Los que se han ganado una buena imagen y el favor de la población por su práctica y actitud proactiva frente a los problemas. Estos son los que siempre han cumplido y nunca se han auxiliado ni del chantaje, ni de la mentira.

Necesitamos más hombres y mujeres que creen esperanza en nuestros pueblos. No son suficientes los actuales, pero también necesitamos que todos los capaces de crear esperanza se lancen con coraje a liderar y defender los intereses de la población. Necesitamos opacar y aislar del poder a esos explotadores corruptos creadores de ilusiones



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