martes, 17 de enero de 2012

Elecciones y Falsos Profetas


Felipe Lora
Felipe@lora.org

Cual circo que llega a remotos lugares, las elecciones dominicanas embriagan la imaginación de los dominicanos de todo el espectro social, político y económico.

La algarabía, el ruido, la música de las caravanas los embriaga y los hace olvidar el verdadero propósito del Circo Electoral. Las promesas hechas por hombres sin palabras, los discursos genéricos, la compra del voto de los ignorantes o los necesitados son los resultados que esperan la gran mayoría de los dominicanos.

Esto explica por qué son muy pocos los dominicanos que se imaginan una mejor sociedad o una mejor y más efectiva burocracia gubernamental como resultado directo del espectáculo electoral.

Y es que el mismo sistema, diseñado o no, ha encontrado la forma de mantener embriagados a la gran mayoría de los dominicanos, pues como los circos, siempre se presenta con, actos y opciones nuevas. Opciones “frescas” que reviven y embriagan la imaginación del pueblo.

Por ejemplo, cuando gastado por la insistencia del malévolo Balaguer de mantenerse en el poder “legalmente” usando elecciones, el sistema convierte otra vez al Partido Revolucionario Dominicano en la esperanza del pueblo. Una vez éste llega al poder, se quita el disfraz de Revolucionario y se dedica a mantener el “estatus quo” y el abandono del pueblo dominicano.

Luego, con los dominicanos hartos del PRD y sus desfalcos el sistema convierte al Partido de la Liberación Dominicana en la nueva esperanza del pueblo. Tan pronto como éste llega al poder, se quita el disfraz de Liberador y se convierte, después de Balaguer, en el gobierno mas entreguista de de la supuesta Tercera República.

Sólo con un pueblo embriagado puede, un partido Revolucionario, parir un presidente como Hipólito Mejía, quien más que presidente, actuaba como el mayoral de una Hacienda sin dueño y cuyo principal logro fue darle origen al término “hipolitadas.”

Solo en nuestro país puede un partido de Liberación subastar la soberanía nacional, recibir órdenes de un embajador extranjero y cacarear, públicamente, su intención de convertirnos en un Nueva York Chiquito o una Mónaco del Caribe.

Sin duda, los resultados de los gobiernos de los falsos Revolucionarios y de los hipócritas Liberadores han sido devastadores para la clase trabajadora, para los campesinos y para el pueblo dominicano en general.

Como consecuencia de los gobiernos del Partido Revolucionario Dominicano los dominicanos estamos más lejos de alcázar la hegemonía del proletario que permita la instalación de la dictadura del proletariado y la su siguiente internacionalización de la revolución.

Y como resultado de los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana, nuestra independencia ha sido debilitada, nuestra identidad denegada y nuestra soberanía mortalmente mutilada, convirtiéndose éste en el único partido que, a través de su presidencia, ha traicionando públicamente a nuestro prócer y fundador de nuestra nacionalidad, Juan Pablo Duarte y a todo el pueblo dominicano.

Si la mayoría de dominicanos no estuvieran embriagados por bullicio del circo electoral, sería prudente pedirle que abrieran los ojos, pues en el coliseo político dominicano hay muchos falsos profetas.

16 de Enero de 2012

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