jueves, 15 de septiembre de 2011

MI ESPACIO LO GOBIERNO YO



Por Dr. Jose Antonio Coll

Hace mucho tiempo que las personas han delegado por falta de uso su poder para GOBERNAR su espacio y para controlar el medio que les rodea, ya sea en su barrio, su casa, su trabajo o en cualquier lugar en que se desenvuelvan sus actividades y las de su familia.

Es cierto que la ola de violencia, delincuencia perturbaciones de carácter social ha crecido, pero también es cierto que la actitud permisiva y no preventiva de nosotros como miembros activos de la sociedad y como responsables de nuestras familias, han llevado a que se pierda el control y la tranquilidad.

Los barrios, ensanches, secciones, parajes en sentido general, son espacios reducidos que permiten que nos conozcamos todos, es imposible no saber los hechos que ocurren en dichas localidades, ni mucho menos dejar de conocer a los actores de lo bueno y de lo malo. Mas que país, alguien, somos un paisaje, mas que nación, un vecindario.

Cada vez que circula un vehiculo desconocido, un transeúnte extraño, o se crea un nuevo colmado, una banca, un bar, un puesto de frutas o lo que sea, no pasa 72 horas, sin que sepamos o indaguemos todo sobre ello.

Así conocemos a quienes son los dirigentes partidarios, comunitarios, a los comerciantes, a los policías que regularmente transitan por allí y a los que son habitantes de esas demarcaciones y que militan en los diferentes estamentos militares de la nación.

No pasa 72 horas sin que sepamos en que se esta desenvolviendo ahora una persona de la comunidad que estaba inactivo y a ella de inmediato la vinculamos en sus relaciones mas estrechas con sus padres, tutores, hijos o simplemente vecinos.

Si somos capaces de determinar tantas cosas individuales de quienes habitan, pernoctan o visitan nuestro vecindario, es imposible dejar de conocer a quienes realizan labores reñidas con la moral, las leyes y las buenas costumbres.

Quienes ejecutan acciones como las descritas, muchas veces las tenemos más cerca de lo que pensábamos y hasta en el seno de nuestras propias familias.

No es posible explicar de que manera, que no sea contradictoria, una persona del barrio que no trabaja y que no estudia, ni se le conocen vínculos con el comercio, pueda de la noche a la mañana, exhibir riquezas exageradas y bienes de altos costos, ni mucho menos llevar una vida disipada y derrochadora.

Es necesario que cada uno asuma su rol, ya sea como ciudadano, como tutor o como padre, como vecino, munícipe y le hagamos frente a esos casos que se inician con pequeñas reuniones en el frente de tu casa o con la incursión y visita de amiguitos de tus familias, los cuales no los conoce, pero que llevan las insignias de los tatuajes, los aretes, los vocabularios soeces, el vestir estrafalario, las opiniones
violentas y actitudes antisociales.

Es necesario que identifiquemos a esos que pretenden usar nuestro espacio para comercializar productos ilegales o drogas.

Es necesario que dejemos de asistir a colmadones y centros de diversión que sabemos de antemano que son caretas del crimen organizado, Debemos saber además, con quienes estamos y con quienescompartimos, tanto nosotros como nuestros familiares y amigos.

No podemos permitir que en nuestras esquinas se realicen actos reñidos con la moral o las buenas costumbres, debemos defendernos de hechos delictivos, previniendo desde la familia y creando conciencia de esta realidad.

Debemos auxiliarnos de las autoridades, pero debemos conocer a dichas autoridades.

Cuando el estado y su gobierno fallen en proporcionar la seguridad necesaria, los delincuentes deben encontrarnos a todos asumiendo el control de la situación, por que en mi espacio y en el tuyo, EL GOBIERNO SOMOS NOSOTROS.

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