jueves, 8 de octubre de 2009

ESA NO ES MI CONSTITUCION


Por Luis Carvajal

Claro que la gente puede. Pensaron que el pueblo dominicano estaba dormido. Convencidos de su poder, de su capacidad de maniobra, del control de medios, de su dominio absoluto sobre sus partidos, del apoyo de sus socios y jefes de la “inversión extranjera”, de la bendición de las jerarquías eclesiales, financieras y políticas, de la retórica envolvente y persuasiva, de la capacidad de olvido y de la eficiencia de los instrumentos de manipulación social, se atrevieron.

Se atrevieron a quitarle a quien no tiene nada más que lo colectivo para entregarlo a quienes tienen “derechos adquiridos”.
Nos quitan el mar, los ríos, lagos y lagunas.
Nos quitan el acceso al agua.
Nos quitan el patrimonio genético.
Nos quitan el patrimonio cultural.
Nos quitan las áreas protegidas que podrán ser reducidas o eliminadas por el Congreso.
Nos quitan el derecho a oponernos a decisiones ilegales e inconstitucionales.
Nos quitan el derecho a tener gobernantes transparentes y honestos.
Nos quitan el derecho a la patrimonialidad del conocimiento popular.
Nos quitan tantos derechos y nos imponen tantas limitaciones que enumerarlas todas carece de sentido.

Se atrevieron porque ignoran que los derechos no se mendigan. Los derechos se imponen, se conquistan, se ganan en la lucha. El pueblo dominicano está en la obligación, en el deber ineludible e impostergable de rebelarse ante quienes se han atrevido a desafiarlo. Es el momento de convocar todas las energías del pueblo dominicano, todas sus voluntades, todos sus sectores a construir una constitución a través de un proceso constituyente que de manera urgente restituya los derechos perdidos y adecue el texto constitucional para que exprese los intereses reales de la Nación.

Esa no es Mi constitución, esa no es la Constitución que necesita y merece el pueblo dominicano. Nadie puede obligarme a respetarla. Desobedecerla es un deber. Los dominicanos debemos ejercer con dignidad la desobediencia civil en todo lo que ella niegue nuestro interés.

No, no acepto los privilegios constitucionales de “quienes tienen derechos adquiridos”.
El liderazgo político-empresarial no va a regalarnos por bondad los derechos que nos han quitado, tenemos que conquistarlos. Una nueva constitución urge.
Mientras, repito a pleno pulmón para que todos lo escuchen, para que todos lo sepan,

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